miércoles, 13 de marzo de 2013

En tiempos remotos


Esta conversación se dio a lugar en épocas de asolado viento y frío sobre las cumbres borrascosas.

Caía la tarde, y la brisa otoñal despeinaba el pelo de Angélica.

-         Así es, -pronunció tomando el té-, estoy para atrás.

-         Como brisa navideña en Brasil.- respondió María.

-         Como cuervo depilado al sol.

Ambas contemplaron el horizonte unos instantes. Angélica pensaba en el tiempo que hacía que no veía una poronga. María vacilaba en si llamar o no a alguno de sus amantes a compartir la velada.

-Voy a armarme uno, con su permiso. -Dijo María mientras comenzaba a armarse un cigarrillo de marihuana.

-         Adelante.

-         ¿Sabe qué? –interrumpió el silencio entre humo y tos-, he descubierto que mi ex prometido es igual a Heathcliff. Un negro turco de mierda que me va a cagar toda la vida, ¡hasta la muerte! El muy hijo de puta.

-         Un negro de mierda -afirmó Angélica- no es nada más que eso. Yo hace mucho que no la pongo.

Luego, ambas fumaron juntas del mismo cigarrillo. Angélica, pensativa miraba el horizonte y sostenía entre sus dedos cortitos el cigarro prendido.

María se preguntaba si llegaría a tocarse la nariz con la lengua, pero no quiso probar. Los nervios repentinos la delataban.

-         Tendríamos que irnos, usted y yo, a vivir en la selva con alguna tribu.

-         Sí. – respondió SECAMENTE Angélica. –Hay que pensar dónde venden marihuana.


-         Oh sí. ¿Hace cuánto no la pone?

-         MMM…yo debo pensar que... Hace casi, doce dulces meses.

-         Me siento una ballenita en el mar…dijo María.

-         Yo más bien una libélula.

-         Pongámonos de acuerdo: SI LES GUSTAAAAAAA


-         ¡Les gusta!

Ambas movieron un poco los brazos acentuando el sonido de la última frase.
Y fueron luego a gulear a la cocina mientras olían las ovejas, las plantas y los bicharracos que hay en las cumbres borrascosas.